Mi vida cambia cada día desde hace cuatro años. Cada hora, cada minuto y cada segundo vivo una vida distinta. He sido sheriff y cowboy, pescadera en un supermercado, cirujano de prestigio e incluso prostituta. Cada día soy alguien diferente. ¿Cómo lo hago? Tengo un artilugio extraño: una especie de mando de tele. Lo compré de segunda mano a unos rusos, gente de fiar para estas cosas. No obstante, ayer me di cuenta de que no tenía pilas.
martes, 27 de noviembre de 2012
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