Me estoy muriendo y lo sé. Me apartaron de mi hogar; me sacaron a estirones y junto a mí se llevaron a otras tantas. Me metieron en una caja, me manipularon, me expusieron, me vendieron, me compraron. Regatearon con mi vida, se plantearon mi existencia y, luego, me encerraron aquí. No estaba sola pero no conocía a nadie. Frío. Oscuridad. Luz. Oscuridad. Cada vez éramos menos. Frío. Oscuridad. Luz. Oscuridad. Otros llegaban. Sin embargo, yo sigo aquí, en mi esquina. Me han salido muchas manchas y, pese a que nadie dice nada, sé que apesto. Este nunca fue mi sueño.
lunes, 21 de junio de 2010
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