miércoles, 9 de octubre de 2013
Menosdrama
—Búscate otro perro
que te ladre —le susurró al oído
antes de marcharse.
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martes, 11 de diciembre de 2012
El fruto del consumo
Estaba claro que un amor que había empezado en la sección de congelados de un supermercado, no podía terminar de otra manera.
A los nueve meses nací yo.
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martes, 4 de diciembre de 2012
Clasificados
– Sea breve, por favor – dijo el hombre.
Sabía que en la línea del consuelo cobraban por palabras.
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martes, 27 de noviembre de 2012
Viajes temporales
Mi vida cambia cada día desde hace cuatro años. Cada hora, cada minuto y cada segundo vivo una vida distinta. He sido sheriff y cowboy, pescadera en un supermercado, cirujano de prestigio e incluso prostituta. Cada día soy alguien diferente. ¿Cómo lo hago? Tengo un artilugio extraño: una especie de mando de tele. Lo compré de segunda mano a unos rusos, gente de fiar para estas cosas. No obstante, ayer me di cuenta de que no tenía pilas.
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domingo, 25 de noviembre de 2012
(In)voluntades
– Hoy todo será distinto – dijo en voz alta.
Y acto seguido desayunó como de costumbre.
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Confusión
Salió a la calle con una sola idea: rescatar a todas las almas perdidas que habitaban el planeta. Sin embargo, nadie acudió a su cita. La única que estaba perdida era ella.
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Amor loco
Le diagnosticaron una leve enfermedad de fácil solución: tiempo y 5 mg al día de Olanzapina.
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lunes, 12 de noviembre de 2012
(In)esperado
Sabía que algún día ella lo descubriría. Lo que nunca se le ocurrió fue que después de hacerlo lo mataría.
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jueves, 2 de agosto de 2012
Recomendación para evitar la muerte de su oído
En toda ciudad, pueblo o aldea que se preste se erige por lo menos una iglesia, capilla o templo con su correspondiente campanario. Si la iglesia, capilla o templo no está en uso, no sucederá nada; pero si por el contrario, dichos espacios se emplean de forma habitual, entonces, prepárese para vivir la muerte de su oído. Una pérdida causada por el repicar constante de entre una y tres campanas más de 100 veces al día. Una bofetada inesperada pese a su exacta puntualidad, con ese sobrio y a la par agudo griterío que todo lo interrumpe. Aproximadamente, 133 golpes metálicos (sin contar el aviso a misas diarias, de difuntos y demás, eso va aparte) capaces de quebrarlo todo sin ningún pudor: la noticia del día, la cuarta sinfonía de Beethoven, incluso la concentración.
Ante tal escandalosa situación, la cual acostumbra a ser directamente proporcional a la cercanía a la que usted se encuentre de esta máquina de ruido infernal, le recomiendo llevar siempre encima unos tapones. O si lo prefiere, anotarse a la liga de hombres y mujeres a favor de las campanas recubiertas de algodón.
Ante tal escandalosa situación, la cual acostumbra a ser directamente proporcional a la cercanía a la que usted se encuentre de esta máquina de ruido infernal, le recomiendo llevar siempre encima unos tapones. O si lo prefiere, anotarse a la liga de hombres y mujeres a favor de las campanas recubiertas de algodón.
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