Un
hombre en España, afligido por el recuerdo de un viejo amor, enviaba cada
mañana palabras de cariño a su antigua enamorada en Alemania. El mensajero,
cuidadosamente elegido, era una paloma vestida con un lazo rojo, símbolo de su
afecto.
Entre
tanto, otro hombre en Francia, pasional y amante del tiro al arco, no daba
crédito a su buena suerte: cada mañana, una paloma, con un lazo rojo alrededor
del cuello, atravesaba su cielo con fervorosos mensajes que descubría tras constatar
su buena puntería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario