lunes, 2 de enero de 2012

La Supermuñón

Bajo el bullicio de las Ramblas, donde en verano el olor de crema after-sun se mezcla con el autóctono, se esconde un lugar dado al suceso: el ladroneo descarado. En numerosas ocasiones he presenciado cómo en el andén izquierdo –dirección Plaza Catalunya–  se amontonaba un grupito de ladrones y ladronas, dispuesto a hacer su agosto con el despiste ajeno. Sé muy bien que cada cual se dedica a lo que quiere o puede. Sin embargo, debo reconocer que en esos momentos, y por qué negarlo, también después, he fantaseado con irrumpir en la acción convertida en la justiciera SM, de Supermuñón. Como justiciera Supermuñón, cortaría los dedos, uno por cada falta, a quien tratara de infundir el mal subterráneo. El corte sería limpio, sin sangre. Algo muy profesional. Nada de espectáculos, que aunque a todos nos gusta ver rajar a los malos, en el metro también viajan niños y gente muy aprensiva. Para conseguir esos cortes gourmet viajaría de pueblo en pueblo para aprender de los mejores carniceros, e incluso, hablaría con algún maestro jamonero, de esos que salen en el telediario. Aprendería qué tipo de cuchillo utilizar en función de la carne, que por unanimidad, sería siempre la de un cerdo. Ángulos. Secciones. “Póngamelo finito”. Me vendría arriba. Amputaría dedos que posteriormente clavaría en la entrada del metro al más puro estilo romano. Eso sí, sería un aviso más sutil. Hay que reconocer que un dedo, aunque sea el más gordo o incluso el dedo corazón, luce menos que una buena cabeza por pequeña que sea. Fuera como fuere, la justiciera SM y su saquito de herramientas cortantes desplegable estaríamos ahí, dispuestos hacer el bien. En cuanto a la imagen, creo que al principio unas mallas, un buen delantal y un mensaje claro, del tipo “Pórtate bien, cabrón. Firmado la Supermuñón”, serían suficiente. Pero a partir de ahí no hay nada escrito. Se aceptarían promotores, y gente que bajo la bandera del bien quisiera unirse a la acción. Al fin y al cabo la ciudad es nuestra, al menos, en la parte que corresponde a los impuestos.

Texto creado para "Algunos cuentos desde el rincón más gris de la Ciudad"el primer proyecto en solitario del diseñador e ilustrador barcelonés Adrià de Yzaguirre, también conocido como Ocho Cuervos. 

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