El día en que L.P cumplía 49 años sintió la necesidad de viajar al país de los sueños y comprar por fin esa casita adosada con la que siempre había soñado.
Al llegar a la frontera topó con un hombre de traje gris. Recorriéndola de arriba abajo con la mirada le preguntó: ¿DNI?
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